En una noche sombría, una chica caminaba a través de un parque pobremente iluminado por los viejos faros en dirección a su casa. Es casi imposible decir que las cosas por ahí iban tranquilas, ya que la sensación que daba estar sola en una noche así, caminando por un lugar tan olvidado como ese, no causaba ninguna sensación de seguridad, aun así a la chica no parecía importarle, y continuó su camino con la misma tranquilidad de siempre, hasta que los faroles se apagaron por completo, hundiéndola en una gran oscuridad y siendo rodeada por una gran cantidad de lo que parecían ser demonios.
Alice se lo tomo con mucha calma, como si ya hubiera tenido que pasar por esto las veces suficientes como para memorizarse que era lo que tenía que hacer. Dio un largo suspiro y de sus manos comenzó a brotar fuego, iluminando a aquellas criaturas que estaba a punto de incinerar. Pero al alzar su mano derecha, el fuego se salió de control y comenzó a quemar todo aquello que la rodeara.
Se sintió llena de libertad, a pesar de que le era imposible controlar aquellas llamas que emergían sin control de sus manos. Pero esa libertad se esfumo de repente, así como ese fuego rojo que se la había dado, pues una llamarada color azul había superado la intensidad de la otra flama extinguiéndola por completo regresando a la joven en la misma oscuridad. Esto llamo mucho la atención de la chica y miro a todos lados para ver de quien se trataba, pero por desgracia la oscuridad había reinado de nuevo en aquel siniestro lugar y sólo podía escuchar el susurro de una voz femenina, diciendo un sin fin de cosas humillantes para ella, quien sin poder darle batalla se sentó en el suelo y comenzó a llorar… segundos después sonó el despertador con una canción ranchera.
El rencor hacia un hombre se hallaba escrito en una canción de Nixie. Aquella molesta canción sonaba con la intención de despertar a la chica que dormía en esa habitación, quien desesperada por apagar ese infernal ruido, tiró de un manotazo el despertador, haciéndose trizas al hacer contacto con el suelo.
La joven se levanto muy difícilmente y maldiciendo por lo bajo, fue a arreglarse para ir al colegio, para después irse a desayunar, donde encontraría a su compañero de cuarto llamado Jordi.
Cuando finalmente salió de su departamento, después de haber caminado un par de cuadras, su celular vibro dentro de su ajustado pantalón.
- Maldito teléfono – dijo tratando de sacarlo para contestar y cuando lo tuvo en sus manos contesto de muy mal humor - ¿Qué?
- Quedamos en que me despertarías para la prueba de manejo – hablo Jordi a través del teléfono – Y el que debería estar enojado soy yo y no tu.
- En primer lugar, tú ya estabas despierto, no es mi culpa que te pusieras a hablar por teléfono – contesto con más rabia en el tono de su voz. – Es muy problema tuyo. ¡Adiós! – cerró el celular de golpe y lo volvió a meter dentro de sus bolsillos.
Durante el camino hacia el colegio, Alice pasó por el mismo porque con el que había soñado, transformando el enojo en una enorme depresión. Recordar aquellas palabras tan desalentadoras le provocaba el llanto. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, pero las quitó inmediatamente y continuó su camino tratando de pensar en algo más.
Al llegar a lo que sería su nuevo colegio entró a la oficina del director para pedir la información necesaria para encontrar su salón, y cuando la obtuvo se puso a explorar el área.
- “La preparatoria Gran Defauto es una de las más prestigiadas en la cuidad, muy pocas personas logran entrar a ella. El lugar más extraordinario que se puede imaginar, su gente está llena de cultura y donde se respira sabiduría en… Esperen. ¿Qué hago aquí? No recuerdo haber acreditado para esto, ni tampoco recuerdo porque mis padres decidieron traerme aquí. No conozco a nadie más que a mi compañero de cuarto, el cual no sirve ni como apoyo moral y su estúpida comida me provoca pesadillas. – se decía mientras exploraba la escuela buscando su salón. – Que miedo con ese tipo… ¿Qué? ¿Ese es mi salón? Está horrible – se quejó al llegar al aula que le correspondía, entró y no vio a nadie – Bueno, al menos soy la primera en llegar”
Miró a su alrededor y se dio cuenta de que se había equivocado en cuanto a ser la primera ahí. Una chica pálida, de cabello negro y ojos color turquesa, se encontraba sentada en una de las esquinas más alejadas de la pizarra. Quiso acercársele y preguntar su nombre, pero la forma en la que miraba hacia el frente le provocaba miedo y la hizo dudar durante unos segundos, y cuando por fin se decidió a hablarle no pudo, ya que otros alumnos comenzaron a entrar y una de ellas, al parecer conocida de aquella chica se le acerco con seguridad y le hablo sin ninguna pena.
- Hola Kate – dijo la chica rubia sentándose frente a ella.
- Jade – respondió un poco sorprendida – No sabía que te asignarían el mismo lugar que a mí. ¿Sera que el tipo no me tiene confianza?
- La verdad es que se muy poco – respondió Jade – Lo único que sé es que asigno a alguien para vigilarte, mas no sé quien sea… - dejo de hablar en cuanto un chico alto de tez grisácea tomo asiento al lado de Kate.
El chico no saludo, ni tampoco les dirigió la palabra, simplemente se quedo callado mirando fijamente hacia el frente.
- Hola, mi nombre es Alice Kendall – saludó tímidamente al lograr escabullirse entre el resto de los alumnos para llegar a Kate.
- No te había visto por aquí, ¿eres nueva? – preguntó Jade con curiosidad.
- Así es – sonrió ampliamente – ¿Podrías decirme tu nombre? – quiso saber amablemente, pero no le preguntó a Jade, sino a Kate.
- Ella jamás te lo va decir así a la ligera – rió la rubia – Mi nombre es Jade Newman.
Alice se sentó frente al chico pelinegro y lo miró sonriente esperando a que él también se presentara, pero no fue así, sólo desvió la mirada hacia otro sitio que no fuera ese. La chica volteó a ver a Jade y le hizo señas para que le explicara quién era él y por qué esa actitud, Jade se encogió de hombros, ya que ella tampoco sabía, ni siquiera lo conocía.
- Señor Derek, preste atención a la clase – reprendió el profesor que había llegado sin que el chico se diera cuenta de ello, pues aun seguía viendo hacia otro lado – Luego tendrá tiempo para distraerse.
El día transcurrió extremadamente lento. Las clases eran demasiado aburridas al igual que el sermón de bienvenida que el tutor les había dado justo después de regañar a Derek. Eso sin mencionar el mal estado de los salones, el mal carácter de la mayoría de los profesores y a los tipos abusivos que molestan a medio mundo a la hora del receso. Era increíble como la mejor institución puede ser superada por un estercolero.
Al terminar las clases Jade y Alice buscaron a Kate para invitarla a comer un helado o a cualquier otro lado que les hiciera olvidar aquella pésima mañana, pero se negó a acompañarlas, puesto que no tenía ánimos para nada en esos momentos.
- No tengo ganas de salir, tampoco estoy de humor para ese tipo de cosas. Además, tengo cosas que hacer – dicho esto se marchó en dirección en su casa.
Dejaron que se marchara, ninguna de las dos tenía intenciones de insistir, y una vez que desapareció de la vista fueron a una cafetería. Ahí Jade la puso al tanto de lo que pasaba en la ciudad, como solían ser las cosas y le dio algunos consejos para sobrevivir en esa espantosa preparatoria.
- Hay algo que me gustaría saber más que otra cosa – su mirada se tornó seria, tal cosa no sorprendió a Jade, después de todo recién se habían conocido esa mañana – Quiero saber que es Kate.
- Ella es mujer – Jade sabía perfectamente a qué se refería, pues Kate le había advertido eso a la hora del almuerzo, así que decidió jugar un rato con ella hasta sacarla de quicio – Y como todo mundo es humana.
- Sé que sabes de lo que hablo – no tardó mucho en molestarse para sorpresa de Jade – Y no me digas que no. Sé muy bien que hay algo anormal en ella, y seguramente no quieres decirme nada porque ella te lo pidió. ¿No es así?
- No, la verdad no. Desde que la conocí me pidió que tuviera cuidado con lo que decía y hacía. Eso es algo que no he podido olvidar y tampoco ella, y apostaría cualquier cosa a que ella también te lo diría si la conocieras mejor – se quedó pensando un par de segundos – Aunque, dudo mucho que lo logres.
- Eso es bastante obvio, desde que la vi parecía no tener oportunidad, ¿algún consejo?
- No, tu y yo somos muy diferentes, y si llegara a darte consejos para hacerte su amiga lo único que lograrías es quedar en ridículo y estar más lejos de lo que quieres – En realidad esa chica tenía tantas formas para llegar a ser amiga de Kate que le llevaría toda la tarde en contárselas – Deberías intentarlo por tus propios medios, y si lo logras será mejor la relación y más rápido conseguir la información que quieres.
- Entonces, ¿crees que tengo oportunidad? – sus ojos se iluminaron de felicidad, por fin estaba tan cerca de lograrlo, según ella.
- No – respondió en medio de una risotada.
Alice se dio que cuenta de lo que realmente estaba haciendo Jade, se sintió tan torpe al confiarse así de alguien que no conocía y salió de la cafetería de muy mal humor aún escuchando las carcajadas de Jade. Saber quién era la chica de aquel sueño no era algo importante, pero si algo que realmente quería saber. Como no tenía nada más que hacer decidió regresar a su departamento, donde por desgracia lo esperaba Jordi y un gran plato de porquería que él llamaba comida. Se lo pensó bien al llegar a un parque cercano al edificio, sabía que si llegaba mientras él estuviera despierto tendría que soportar a su pestilente compañero. Por estar pensando en su pésima mala suerte de estar viviendo en ese lugar no se percató de que el chico de ojos grisáceos estaba sentado en una banca que se encontraba a un lado de la calzada.
- Debe ser una pesadilla hospedarte en un sitio como ese, sobre todo con un tipo tan rancio. – dijo para hacer notar su presencia mientas se acomodaba en la banca – No te preocupes, yo también tuve que pasar por eso – la chica lo miró esperando un consejo – Busca un trabajo, pero escógelo bien.
- ¿Porqué? – Alice se sentó junto al joven poniéndole mucha atención.
- Porque no debe quitarte mucho tiempo, recuerda que estas estudiando al igual que yo – explicó – Por ejemplo, mi trabajo casi siempre tengo tiempo libre, pero cuando no, los deberes son demasiado duros. Cuando acepté, - en realidad él no había estado de acuerdo en ese trabajo, sino fue forzado a hacerlo – pensé que todo sería miel sobre hojuelas, no tenía idea de lo que realmente haría ahí.
- Aún no entiendo porqué papá nos envió a este maldito lugar.
- Nuestra madre fue la única razón por la que vivíamos con ellos, y en cuanto falleció me enviaron aquí, si te conservó fue porque creyó que le serías útil – con el rabillo del ojo vio a una pareja que se acercaba, reconoció al sujeto pero a la chica no – Ese tipo que viene hacia acá es mi nuevo compañero de trabajo, lo odio, desde que llegó no ha hecho más que tratar de hacerme quedar en ridículo.
Alice hecho una ojeada a la pareja que cada vez estaba más cerca. El tipo era rubio y muy alto, se veía bastante apuesto, cargaba un par de bolsas con el logotipo de una tienda de antigüedades y venía riendo con su pareja que sin duda se trataba de Kate. Alice se quedó boquiabierta y le dijo a su hermano que se fijara bien en la acompañante del sujeto, el joven se puso colorado en cuanto reconoció a la chica.
- Es un maldito – espetó furioso - ¿Cómo se atreve a hacer eso?
Alice no le estaba prestando atención a su hermano, pues aun seguía contemplando al joven que se acercaba. Estaba tan perdida que ni siquiera se preocupaba en ser discreta, y una vez que el par estaba frente a ellos, el rubio no dudo en molestar a su nuevo compañero.
- Derek, ¿Qué hace una porquería junto a una bella dama?
- No lo sé, – comenzó a seguirle el juego – no sabía que a Kate le gustara la escoria, también conocida como Lucius.
- Si no lo sabías es porque no la conoces y porque ni siquiera le gusta la basura, y no soy escoria.
La joven de cabello negro fulminó con la mirada al tipo rubio, ordenándole así que dejara de hablar o estaría en serios problemas. Lucius frunció el ceño y sin decir nada, dejó las bolsas en el suelo y se marchó de ahí muy enojado. Aunque no lo conocía, a Alice le dolió que se fuera de ese modo, así que se levantó y fue a él a hablarle, para conocerlo mejor y en cierto modo consolarlo, pues lo anterior lo había tomado como una derrota de parte de un pelele.
- Me alegra que haya encontrado algo con qué distraerse, cuando llegó estaba un poco angustiada – le explicó a Kate mientras ella tomaba el lugar de Alice – Ella vive en esos departamentos, – señalo un edificio de tres pisos, estaba bastante mal cuidado, se veía muy viejo por el tipo de material por el que estaba construido – junto a un sujeto pestilente y loco. Cuando recién llegué a la ciudad me hospedé con él, fue como estar en una pesadilla, por más que el sujeto trata de ser amable no puede, todo su departamento está impregnado por su mal olor.
- No es necesario que me digas todo eso, conozco a Jordi, sé que es amargado, pero eso se debe a que siempre estuvo solo. A decir verdad, cuando él era joven era igual de molesto que Lucius, por eso se quedó solo.
- Si sabes cómo es ese sujeto, ¿porqué estas con él?
- Sólo por deber, como bien sabes él es nuevo aquí, al igual que Alice – miró al chico – Ella es tu hermana, deberías permitir que se quede contigo, al menos hasta que pueda encontrar un lugar mejor.
- Te diré algo. – la miró directamente a los ojos ignorando lo que decía, más no la forma en la que le hablaba – Cuando te vi esta mañana, por la forma en la que actuaste, no pensé que sintieras ese tipo de cosas por la gente, y menos por la desconocida, tampoco pensé que llegaras a hablar así conmigo.
- Bueno, ese es un claro ejemplo de que nada es lo que parece. Además, tú estabas peor que yo y no pensé eso. Ese estercolero pone a cualquiera de mal humor, menos a tu hermana, a Jade solo la tranquiliza un poco, le quita las ganas de hacer bromas.
- ¿Qué harás ahora que se fue el bobalicón?
- Lo mismo que cuando estaba con él, ir a mi casa a dejar eso – se puso de pie y recogió ambas bolsas con intenciones de irse – Hasta luego.
- Se ve pesado, déjame ayudarte – le quitó las dos bolsas.
Ambos caminaron rumbo a la casa de la chica. Durante el camino, Derek le platicaba varios sucesos cómicos de cuando era niño y después como fue que su padre lo había corrido de su casa, dejándolo en manos de Jordi. La chica no se quedó atrás, también le platicaba de su vida, pero con más cautela, pues habían ciertas cosas en ella que no debían ser reveladas a un desconocido, después de todo esa era la razón por la que varias instituciones secreteas iban tras ella y su familia. Al llegar a su destino, encontraron a Alice y a Lucius sentados en la sala riendo sin parar, y para evitar problemas, Kate le pidió a Derek que la esperaba afuera mientras dejaba los sacos dentro de su casa. La chica se tardó un poco en salir de nuevo, pues el rubio la estaba interrogando como si fuera su padre. Una vez juntos comenzaron a caminar sin rumbo alguno
- Derek, si tu y Alice son hermanos, ¿porqué no se hablaron en la mañana?, es decir, cuando ella te pregunto tu nombre, fue obvio que estaba actuando o probablemente no te reconoció…
- Cuando me corrieron de mi casa estaba muy molesto, odiaba a todos – interrumpió para explicarle – Ella trató de animarme, pero le dije que no era su asunto y que si algún día nos volvíamos a ver que actuara como si no me conociera, que fingiera que yo no era su hermano. Aún no dejo de sentir esa repulsión a mi familia, sin embargo a ella la extrañé demasiado, la necesitaba. Alice era quien me animaba cuando papá nos decía a gritos cuanto nos odiaba – estaba tan concentrado en lo que hablaba que ignoraba que lo llamaban a su celular.
- Supongo que estas mejor aquí, de haberte quedado con tu padre las cosas serían mucho peor.
No pasó mucho tiempo para que Lucius volviera a aparecer, pero esta vez no tenía intenciones de molestar, todo lo contrario, estaba demasiado serio y aparentemente algo molesto, probablemente había recibido malas noticias.
- Tenemos que irnos – ordenó – Surgió algo grave y el jefe está furioso. Todos ya están allá, faltamos nosotros.
El chico rubio se llevó a Derek arrastrando sin darle tiempo de decir nada. En cuanto ambos chicos desaparecieron del camino, Kate dio media vuelta y regresó a su casa.
Por suerte para la chica, la casa estaba sola, sus padres habían salido a lo que ellos llamaban juntas importantes del trabajo, y supuso que Alice se había marchado en cuanto Lucius lo hizo. Consideró que sería un buen momento para dormir, el silencio de la morada le daría el descanso suficiente como para mantenerse despierta la mayor parte de la noche. Había ciertas cosas que sólo podía solucionar cuando la mayoría de la gente estaba dormida e inconsciente de lo que ocurría en las calles en altas horas de la noche.
Subió a su alcoba, se tiró en su cama y miró el techo esperando quedarse dormida. Pasaron cinco minutos, se levantó y caminó en círculos. Un par de horas más tarde había logrado dormir, pero cuando cerró los ojos llamaron a su celular. Tenía demasiado sueño como para querer contestar, aun así lo hizo, pues no sabía si era importante o no.
- Lynn – habló una voz femenina, estaba muy agitada y no podía reconocerla – En la conferencia dieron a conocer tu identidad, así como también revelaron tu paradero.
- ¿Cuántos son? – Preguntó la joven soñolienta - ¿Dónde vienen?
- Más de la mitad del personal. Recién terminó la junta, salieron tan rápido como pudieron.
- A ese viejo no le ha quedado claro que conmigo no debe de meterse.