Las pequeñas vibraciones en la tierra causadas por el aterrizaje del joven fueron más que suficiente para despertar a la joven Shira, que rápidamente le tapó la boca a su hermana, pues era de suponerse que gritaría hasta quedarse sin voz a causa del miedo.
La joven de cabello negro y el chico se miraron con extrema frialdad esperando alguna justificación de parte del otro, pero ninguno de los dos se atrevía a decir la primera palabra. Permanecieron así durante un largo rato, inclusive la mano de Shira seguía cubriendo la boca de su hermana, que después de hartarse la aparto y hablo sin miedo.
- Demasiado silencio. Díganse algo de una buena vez, que ya me quiero ir.
Eso no cambio nada, ambos siguieron intercambiando miradas, y así permanecieron durante un rato más.
- Mi nombre es James – dijo sin despegar la mirada de la joven - ¿Qué hacen aquí?
- No me interesa tu nombre, como a ti no te debe interesar qué hacemos aquí - contesto la princesa de cabellos oscuros mientras se ponía de pie – Ya nos vamos.
- ¿Enserio? Pues yo te noté con la intención de quedarte dormida.
- Iré a dormir a otro lado. Vámonos, Keniah.
- Hermana, ¿tienes que ser así con todos? – Sin intenciones de obedecer, miro al joven – Su nombre es Shira, ambas venimos de la ciudad de Kadah por ordenes de nuestro padre.
- ¿Y tú tienes que ser tan amable con todos? Se supone que ya te querías ir, no sé qué estas esperando. No quiero llegar tarde al reino de Houghton.
- No me digan que irán a allá. Si siguen caminando estarán más lejos que cuando empezaron. Les diría por dónde ir, pero no es de mi importancia.
- Has lo que quieras, pedazo de bastardo. Ya vámonos que falta poco para que oscurezca.
-¡Pero acaba de amanecer! ¡Y no me digas pedazo bastardo! – grito molesto y un poco rojo
- Entonces serás un bastardo completo.
- Hermana, yo no quiero ir por un camino que no es, ¿Qué tal si él tiene razón y vamos cada vez mas lejos de nuestro destino? Deberías hacerle caso.
- No pienso hacerlo. No me importa ni me urge cumplir las órdenes de nuestro padre. No pueden saber que voy por el sendero equivocado si ni siquiera saben a dónde me dirijo. Tu puedes quedarte con ese pelele si gustas, mientras no me sigas está bien.
- Ya sé a dónde vas y porqué no quieres que tu hermana vaya contigo – dijo el joven como si hubiera resuelto un caso como los de Sherlok Holmes – Tú tampoco deberías ir, ni siquiera cuando ya has visitado ese lugar con anterioridad. Te consta que ese sitio representa peligro para muchos y uno mucho más grande para ti. Te ordeno que te quedes.
Ella sabía muy bien que James tenía razón y que debía obedecerle, pero como a ella le encantaba llevar la contraria lo ignoró y se fue dejando a su hermana con un desconocido.
-Es algo confuso su situación – comento la rubia cuando su hermana ya no estaba a la vista. El joven pareció no entenderla - Creo que ya se conocían, si estoy equivocada dímelo. Soy su hermana, es obvio que la conozco, ella es diferente con las personas a las cuales desconoce y con las que conoce. Lo que me hace dudar es que se comporto de las dos formas. Aparte, ¿cómo sabes a donde va y lo que piensa?
- Conozco muy bien este sitio y a donde lleva cada camino – respondió mirando al horizonte, esperando que la joven de cabello negro regresara - Además, ya había visto a tu hermana. Casi todas las noches la veía venir aquí, a este mismo árbol, solo para encontrarse con alguien – Bien sabía que era con él con el que se reunía y que su nombre no era James – Es probable que regrese el anochecer.
- Ya lo dijiste antes, acaba de amanecer, aun falta mucho para que oscurezca.
- Lo sé – suspiro y dijo para sí – Me pregunto con que novedad me saldrá ahora.
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