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domingo, 30 de mayo de 2010

Una tarde de mayo


Escribir sueños no es una de mis cosas favoritas, pero el que tuve hoy fue uno de los más extraños y no me gustaría olvidarlo.

Desperté en la mañana del 31 de mayo, mi cumpleaños. Desde el año pasado había temido la llegada de esta fecha, pensando que sería un día caótico y demasiado decepcionante para mi, tal y como sucedió en los cumpleaños anteriores, pero de alguna manera, me sentía rodeada de una paz que nunca en mi vida había sentido, sentía la belleza de la mañana desde mi cama.

Me levanté y me arreglé para salir a mi patio. No había nadie dentro de mi casa, solo había una tipa de cabello largo y negro esperándome cerca de mi parrilla. La edad de esta persona cambiaba constantemente, de un momento a otro era una niña de aparentes 8 años, y a otra tenía mi misma edad, tal vez sin darme cuenta tenía dos años mas que yo, pero eso no importa.

- Felicidades, bebé – fue lo primero que me dijo al verme salir, no con un tono dulce ni amable, sino serio y a la vez burlón. Como odiaba que me llamara así, no cabía duda de que se trataba de Shira.

Caminamos juntas hacia el portón de la casa, hablando del caos que esperaba para ese día y de lo tanto que odiaba la fecha. Una vez frente a la reja, comenzamos a observar las casas de al frente y como jugaban los niños afuera de ellas. Más de una vez, confundí los físicos de algunas personas que quería ver ese día, y cada que confundía a alguien, una amiga de la preparatoria aparecía junto a mí y contemplando conmigo lo que sucedía en la calle, pero a ninguno de ellos ansiaba tanto ver como a las personas que estaba esperando.

Me di por vencida, di media vuelta y regrese a mi casa. Todos me seguían, preguntándome que haría para celebrarme, menos Shira, solo caminaba a mi lado, mirando al frente y luego al suelo, esperando algo. Cada persona iba desapareciendo a medida que me acercaba a mi casa hasta quedarme sola nuevamente con Shira.

- Aquí empieza todo – no tengo ni la menor idea de quien lo dijo, pero estaba sola en mi patio.

Un hombre regordete apareció sentado en la parrilla y una señora con ropas elegantes, que al aparecer era su esposa, estaba parada junto al hombre, sosteniendo sus lentes. Aparecieron un par de personas más, esta vez junto a la palmera, el cielo comenzó a adoptar un color guindo bastante claro. El sujeto gordo y yo comenzamos a discutir, no recuerdo el porqué, pero de la nada comenzó a lanzarme objetos, tenia pésima puntería. Para evitar que esa mala puntería me diera, me encerré rápidamente en mi casa, fui directo a mi cuarto y busqué un collar, que según recuerdo, regalé a una persona a la cual no deseo ver más.

Escuche como comenzaba a llenarse mi casa de gente desconocida y familiares, todos me odiaban, no sé por qué, pero traté de escapar de ellos y salí nuevamente de mi casa.

Ya era de noche, y una de mis gatas estaba escoltando a una niña pequeña y rubia hasta el portón, poco a poco comencé a darme cuenta de que no solamente la escoltaba y que la gente que se encontraba dentro de mi casa me odiaba solo porque si. Me tenían miedo, sin darme cuenta yo ya era lo que siempre había deseado ser, la asesina más temida en el mundo. Llame a mi gata, pero esta me gruñía cada vez que me le acercaba, traté de convencerla de que no le haría daño. Cuando menos lo pensé, había un montón de gente reunida alrededor mío, todos mirándome con demasiado odio.

¿Podría la mejor asesina salvarse esta vez? No lo sabía, después de todo, si era cierto que yo era la asesina, era algo de lo que no estaba consciente al momento de serlo. Shira me había regalado esa oportunidad, pero no del modo que quería.

Me hubiera gustado deshacerme de todos los presentes, pero por desgracia desperté.

domingo, 16 de mayo de 2010

Más que una promesa


Sin saber qué pensar o qué hacer con el cadáver de la joven, ahí se quedo sentado en el suelo, esperando alguna idea o a alguien que por lo menos le fuese de conveniencia. Para desgracia de él, fue el príncipe de nombre Axel quien llegó. La cara del príncipe paso de ser tranquila a una mezcla de enojo, confusión y tristeza.

Ambos se miraron fijamente, cada uno manifestando cada vez un odio más grande, olvidándose casi por completo de la joven que yacía en los brazos de Roy.

- ¿Qué estas esperando para llevarla a que la sanen? – pregunto manifestando también en su voz su enojo.

- Tú qué dices que puedes percibir la muerte en una persona sin necesidad de tocarla, ¿no puedes ver que ya no se puede hacer nada? Nadie sobrevive tres días con una herida abierta y menos en el pecho.

El joven monarca le arrebato con cierta delicadeza a la joven y fue directamente a que la atendieran con sus mejores médicos.

Él sabía muy bien a quien llevaba en brazos, así como también sabía que tenía posibilidades de regresarla a la vida si es que realmente estaba muerta, puesto que no era la primera vez que la veía.

Existió un tiempo en la niñez de ambos en el que, a pesar de tener tan poca edad, el amor que había entre ellos los hacía inseparables. El estar cerca del otro era lo que los mantenía felices, era lo que los hacía invulnerables al sufrimiento, y con el paso del tiempo a la muerte. Pero esa felicidad se esfumo cuando comenzaron a los conflictos políticos y socioeconómicos en su reino y con las pocas alianzas que tenía. Esto último obligo que Houghton se separara de Kadah, y así, el destino se encargara de arrebatarles el sentido de sus cortas vidas. El sufrimiento de ambas familias fue tan grande, que para evitar morir a causa de la angustia, cada quien aprendió a olvidar el pasado, para así poder volver a comenzar y no volver a caer en el mismo error.

La noticia de la muerte de la joven fue dada a altas horas de la mañana, ninguno de los doctores pudo recuperar la vida de la joven. Las lágrimas fueron acompañadas por la lluvia, así como los sollozos por los truenos. Todos se encontraban en la habitación de la joven princesa, rodeando la cama donde esta yacía.

Antes de que todos abandonaran la habitación, Keniah se acerco a su hermana y le colocó un collar, cuyo dije tenia la forma de un ala.

- ¿Te quedarás un poco más? – preguntó antes de retirarse a Axel, quien estaba sentado a un lado de la cama. El joven asintió con la cabeza sin dejar de mirar a Shira. Keniah se secó las lágrimas y salió.

Una vez solo con el cuerpo, recostó su cabeza en una orilla del lecho. Estaba completamente agotado, puesto que desde hacía un par de días antes de la llegada de las princesas que no descansaba, y más pesados le fueron los días en los que luchaba por traer nuevamente a la vida a su prometida.

El ambiente había caído en manos del silencio. Nada se movió durante unos momentos, hasta que sin romper el silencio, Shira despertó y desperezó. Y tal y como si nada hubiese pasado miró a su alrededor, viendo así que no estaba sola, que su príncipe estaba dormido a un lado suyo. Se acerco a él evitando despertarlo, se recostó de manera que su cabeza quedara junto a la del joven y le acarició el cabello. Al sentir la cálida mano de la joven, Axel despertó inmediatamente, viendo a la princesa sonriente junto a él. No podía creer lo que sus ojos veían, verla con vida era tan bueno como para pensar que esto fuese verdad, así que se dio a sí mismo una fuerte bofetada.

- ¿Dónde está mi hermana? – por el momento, ella era lo único que le importaba, necesitaba saber cómo estaba y con quien estaba – Se ha llevado un buen susto, la pobrecilla siempre se preocupa por mí – aun débil, la joven princesa intento bajarse de la cama y salir de la recamara únicamente para ir junto a su hermana, pero cada vez que se ponía de pie caía – Por favor, llévame con mi hermana – insistía cada vez mas.

Con la intención de tranquilizarla, por lo menos un poco, Axel se acerco a Shira, se sentó junto a ella, la abrazó y le besó la frente.
- Tu hermana estuvo aquí – explicó en voz baja – Se ha marchado unos momentos antes de que despertaras. No hay nada de qué preocuparse, aquí no le pasara nada – dijo mientras le acariciaba el cabello - Tu deberías seguir descansando, tú misma has visto que necesitas reposo.

- No necesito reposar, ya estoy bien – volvió a ponerse de pie, esta vez durando un poco más de tiempo que las veces anteriores – Además, necesito ir a hacer algo importante.

- Te propongo algo – se puso de pie – Te dejare ir a donde tú quieras el tiempo que quieras, si me prometes que te cuidarás mucho, no me gustaría que murieras, no de nuevo.

La joven le sonrió con una dulzura que jamás había demostrado desde hacía mucho tiempo, se le acerco a muy escasos centímetros de distancia.

- Y yo no quiero verte sufrir – llevo sus cálidas manos a las mejillas del príncipe – Te prometo lo que tú quieras, aunque no vaya a ningún lado. No quiero preocuparte más. – Axel le abrazó de la cintura apegándola a él, mientras que la chica rodeo el cuello del príncipe y pegando su frente con la de él - Dime una cosa, ¿tú crees en el amor y esas cosas?

Para responder, los labios de ambos perdían lentamente distancia, lo que los llevó a un bien correspondido y largo beso. A pesar de que ellos habían estado juntos únicamente ese pequeño lapso de tiempo y ninguno recordaba nada de su pasado, estaban manifestándose los sentimientos que no habían podido expresar cuando niños.

sábado, 15 de mayo de 2010

Asward

Le tomó tres días sin descanso para llegar a donde la joven princesa le había ordenado ir a pesar de haber tomado el camino más corto y haber viajado a caballo. No sabía si las princesas llegarían doce horas después de su llegada, o si al igual que él, acortarían camino y llegarían antes.

En el castillo le recibieron bien, pues era sobrino del rey e hijo del archiduque, un festín fue hecho para festejar su visita al palacio. Tan ocupado le tenían sus parientes que casi olvidaba por completo la noticia que les tenia al rey y a sus hijos.

-Tío - se dirigió con respeto al rey unas horas antes de cumplirse las doce horas – Antes de que se me olvide o me presente algún familiar desconocido, debo anunciar la llegada de las hijas de Axor, rey de Kadah.

- Que gusto, comenzaba a pensar que jamás llegarían – dijo alegremente - Me gustaría saber cómo te has enterado de ello.

- Conozco a una de ellas desde hace cinco años. Antes de partir hacia acá, surgió un pequeño problema y no les fue posible venir conmigo, así que me pidió de favor que me adelantara y le anunciara su llegada.

Justo cuando el rey iba a preguntar acerca del problema, uno de sus guardias entró corriendo al castillo e informó fatigado que un par de jóvenes, una de ellas mal herida, habían arribado junto con dos caballos y un prisionero. Roy se dio cuenta de quienes se trataba inmediatamente después de escuchar las primeras palabras del guardia, y al igual que el rey, se apresuró en ir a donde las princesas.

Shira, quien estaba mal herida a causa de las flechas, no aceptó ningún tipo de ayuda, simplemente se apeó del caballo como si estuviera ilesa e hizo reverencia al rey.

- Siento la demora, majestad, como supongo ya le habrán dicho, surgió un pequeño inconveniente, que por suerte ya he resuelto. Mi nombre es Shira, señor, y el de mi hermana es Keniah.

- Es un honor tenerlas aquí – una voz dulce fue quien pronunció estas palabras, la reina había salido momentos después que el rey y su sobrino – Por favor, acompáñenme adentro, les mostrare sus habitaciones, y después hare que mis sirvientes le sanen las heridas.

- Si es tan amable, ¿podría permitirme un momento a la joven Shira? – Pidió a la reina – Yo la llevare a su habitación, si gusta, pero es de suma importancia hablar con ella.

La reina accedió con un pequeño movimiento de mano y con una sonrisa comprensiva en sus labios. Una vez el permiso dado, Roy, tomo con delicadeza la mano de la chica, y la llevo a dar un paseo por los jardines del castillo.

- ¿Quieres saber cómo fue que salí herida en una simple persecución? – preguntó después de un extenso e incomodo silencio. El joven asintió con la cabeza, al mismo tiempo que miraba el suelo al caminar – En ambas ocasiones estaba “dormida” – indicó las comillas con las manos – Se vinieron muchos recuerdos a mi mente cuando percibí un fuerte olor a vainilla, similar al que había en la mansión. Fue algo, totalmente inesperado.

- Inesperado es que me cuentes eso, supuse que me dirías algo como “Pues no te diré nada”. Sé que James no es capaz de lograr algo así, y menos contra ti.

- El segundo flechazo fue efecto de la pérdida de sangre.

- Si estabas así justo antes de recibir el segundo flechazo, ¿Cómo es que después de tres días sigas consiente? – Antes de terminar de preguntar, la joven se había desvanecido sobre el suelo, manchándolo de sangre – Vaya coincidencia…

Se sentó junto a la joven y la envolvió en sus brazos. Abandonó toda idea de llevarla a su habitación o a que le sanaran las heridas al no sentir señal de vida.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Una persecución con olor a vainilla

Para James, no sería buena idea viajar a pie con una princesa secuestrada al mismo que huía de alguien deseaba matarlo, así que luego de tomar presa a Keniah, fue tan rápido y sigilosamente como le fue posible al establo y tomó el caballo que más fácil le era robar. La poca experiencia de James en robos se vio reflejada cuando provocó que el caballo relinchara más fuerte que los gritos de la princesa y gracias a eso su paradero fuera revelado a la asesina, y que su torpeza aumentara por la presión de no ser capturado antes de cumplir su misión. Una vez robado el animal, ató las manos y pies de Keniah, la subió al caballo y se marcho rápidamente de aquel lugar, alejándose más y más de aquella casa de muñecas. ¿Cuántas posesiones más le robaría a la joven Shira? En la mente del chico solo cabía una cosa, y esa era la venganza.

Al escuchar los gritos de su hermana y los del caballo, Shira enfureció más y soltó un grito de ira que resonó en todos los alrededores de la mansión. Roy, que estaba a su lado sintió un ligero temor y muchas ganas de escapar de ese lugar, pues no quería que la joven se saliera de control y comenzara a destruir todo por su cólera.

- Que ni se te ocurra escapar – dijo sin expresar su ira – Necesito que vayas al reino de Houghton y nos anuncies. No tardare más de medio día en llegar. También informales que les llevamos un obsequio en nombre de mi padre, el rey de Kadah – dicho esto, se adentro al bosquecillo en dirección al establo, donde tomaría al caballo más veloz e ir en busca del bastardo que tanto deseaba matar.

Sabía que con ese caballo estaría pisándole los talones a James en cuestión de segundos, pero por desgracia el caballo que él había tomado era el más ágil y viajar a través del bosque le daría ventaja.

Algo que no comprendía la chica, era porqué cuando tuvo la oportunidad de deshacerse de él en el día anterior no lo hizo. Lo tenía todo para matarlo cuando estaban en el manzano, tal vez no lo hizo por su hermana, el cansancio borro toda idea homicida de su mente o simplemente tenía muchas ganas de llegar a algún lugar civilizado para poder cambiar sus harapos por ropa más cómoda.

No había pasado mucho tiempo desde que se lanzo en persecución, aun no lograba conseguir el mas mínimo rastro de él y su hermana, ni siquiera un grito. Pronto, un intenso olor a vainilla comenzó a invadir el ambiente, al principio era casi imperceptible, pero a medida que avanzaba se había mas fuerte e insoportable. Aquel aroma le recordaba su hogar y su madre, y dentro de unos instantes estaba navegando en un mar de tranquilidad, su odio se había transformado en paz, todo parecía ser un dulce sueño, el cual se desvaneció en cuanto una flecha atravesó el pecho de la joven, y sin detenerse, miro en todas direcciones buscando el origen de la flecha. Nada. No veía nada más que arboles, no olía nada más que vainilla, no oía nada más que las pisadas de su caballo.

- ¡Hermana! – comenzó a escucharse muy levemente después de un par de minutos al mismo tiempo que el aroma se agravaba.

La pérdida de sangre evitaba la pronta reacción de la joven, y su dolor la concentraba más en su herida que en su camino y en lo que escuchaba. Una segunda flecha la atravesó, teniendo el mismo efecto que la primera. Azotó las riendas, haciendo que el caballo fuera más rápido, permitiéndole alcanzar al bastardo.

La persecución los llevo a una pradera bañada en luz, encegueciendo a los tres obligándolos a detenerse. La joven Shira, hizo todo lo posible por recuperarse antes de James. Acerco su caballo al de él, mientras el chico aun se tallaba los ojos, desenvaino una de sus espadas y la apunto le apunto al cuello.

- Bájate del caballo y entrégame todas tus armas antes de que pierdas la cabeza – ordeno y bajo del caballo al mismo tiempo que él para evitar su escape. Una tercera flecha venia en camino, esta vez estaba lo suficientemente despierta para notarla y sin necesidad de voltear la detuvo con tan solo alzar la espada - ¿A dónde la llevabas?

Esta vez no era una flecha, sino el arquero junto a un par de espadachines, y de una sola vuelta mato a los tres partiéndolos en dos. Mientras la joven atacaba, el chico intento escapar, pero en cuando dio media vuelta, Shira lo noqueo golpeándolo con el mango del arma, lo amarr’o a uno de los caballos, de manera que al viajar fuera arrastrándose por el suelo, subió al mismo caballo que su hermana y partió de ahí con ambos caballos.

martes, 11 de mayo de 2010

Nunca se me ocurrió quererte, el amor es algo que mi cabeza a
escondido en el Rincón mas pequeño de mi corazón, este último ya no
soportó el encierro de mi mente y liberó toda aquella emoción que
con el tiempo logré controlar. Si algo puedo hacer es seguir a mi
corazón y aprender a soportar el dolor que el mundo cada día trae a
mí, lo que no puedo hacer es volver a caer en mi propio encierro, con
mi propia tortura.
Quisiera poder borrar lo que el tiempo me dejado marcado, quisiera
poder olvidar el camino a la fantasía, quisiera poder ser inmune a las
flechas de cupido, por lo menos no ser objetivo de sus ellas hasta
encontrar a un ser mejor.
No quiero amarte, no quiero necesitarte, cuando se que pronto te
apartaras de mi lado, cuando se que jamás fuiste para mi. Olvidame,
así como yo olvidare que alguna vez te quise. Tal vez el tiempo me
enseñe lo que olvide, tal vez la vida me demuestre porque encerré a
mi corazón.
Mi valor no depende de ti, mucho menos mi vida, pero si depende de ti
la forma en la que vea a la vida misma, también al sufrimiento, según
la felicidad que me des... Y vuelvo a caer en la fantasía, en un
sueño, ¿cuando aprenderé la lección? ¿cuando me daré cuenta de
que por mas que ate mi vida a ti seguiré sufriendo? ¿cuando
aprenderé a diferenciar la fantasía de la realidad? ¿cuando
aprenderé a vivir sin ti? Nunca, porque te amo, tal vez mas de lo que
imaginas, tal vez mas de lo que imagino...

lunes, 3 de mayo de 2010

Sed de venganza: El regreso del bastardo (pom pom pooooom)

Una vez terminada la cena cada quien regreso a su respectiva habitación sin dirigirse la palabra.

Las habitaciones de las princesas estaban continuas, y la de Roy se encontraba justo al frente de sus alcobas, Al final de ese amplio y largo pasillo se encontraba un hermoso vitral en el cual Kenia se quedo asomándose por un largo rato ya eran más de media noche cuando Shira salió .Tal y como tenía planeado de su habitación con la intención de ir a lo que probablemente sería su última misión y respiro de libertad. Para sorpresa de ella, Keniah aun seguía fuera de su recámara, lo que considero un pequeño inconveniente.

¿Qué haces a estas horas despierta? - preguntó Shira en voz baja.

Kenia le respondió con otra pregunta – no importa y tu porque saliste a esta hora Shira? creí que ya estabas dormida-

No podía dormir, iré a ver que hay en la cocina que me pueda ayuda o simplemente por algo de tomar, ¿vienes?- contesto Shira

No gracias, Así estoy bien - dijo sonriente.

Como quieras Solo no te quedes mucho tiempo fuera de tu habitación. Tengo un mal presentimiento.-advierte Shira

Pero lo que era simplemente malo para Shira, era una total desgracia para otros, podría significar algo peor que la muerte, pero Keniah no sabía de eso, así que solo se quedo con la duda de acerca de que era ese mal presentimiento o de lo que realmente le quiso decir su hermana con esas palabras.

La princesa Shira bajaba a la cocina pensando en algún plan para que su hermana no se diera cuenta de su ausencia, mientras que Kenia se quedaba asomándose por el vitral como si esperara por algo o por alguien.

Cuando Shira regreso, Kenia seguía despierta, Shira se acerco a su hermana y le pregunto si le preocupaba algo, Kenia respondió con una mirada profunda hace tiempo que no veo a james y me pregunto si lo volveré a ver , Desde que me escape para encontrarte no lo he vuelto a ver pero bueno ya no importa.

Shira con risa burlona le pregunto – apoco te encariñaste con el bastardo. Kenia se sonrojo y le contesto que no se hiciera ideas erróneas que ella solo se había quedado con la curiosidad de saber si james se dio cuenta de su escape o de que estaría haciendo en esos momentos.

Deja de pensar en tonterías hay cosas más importantes, ya me meteré al cuarto y deberías meterte al tuyo también, Kenia no entendía la insistencia de su hermana, así que decidió quedarse un poco más. Cuando Kenia se encontraba sola sintió como que alguien la miraba fijamente así que se empezó asomar para ver si veía algo y no había nada, así que pensó que era su hermana Shira y no le dio la importancia debida y regreso a su habitación.

Ya todo mundo descansaba, bueno por lo menos todo mundo se encontraba en su habitación, cuando se escucho un extraño ruido como si se rompiera algo, todos alertados se asomaron mas no se veía nada solo los trozos de vidrio de aquel vitral en el cual se encontraba la princesa Kenia antes de entrar a su habitación todos esparcidos por el suelo. Confundidos todos empezaron a buscar razón alguna a lo sucedido, alguna explicación, todos estaban sin control menos Shira y Roy que estaban de lo más calmados posible y que parecían saberlo todo. Kenia se acerco a su hermana y le pregunto ella sabía algo de lo que sucedía, Shira furiosa le respondió No es nada que te incumba regresa a tu cuarto, esto es algo que tengo que arreglar yo. Al fondo se escucho una voz que decía yo iré contigo, Roy no te metas, sabes que me gusta trabajar sola no es tu asunto y hay varias cosas q quiero arreglar con ese bastardo.

Kenia al escuchar esa palabra pareció captar todo lo que sucedía poniéndose a la ofensiva grito deja a James en paz no ha causado nada aun, pero Kenia no hay que esperarnos a que lo haga y no deberías defenderlo, además quien te dijo que era James solo piensas en él, no te preocupes lo veras pronto así que ponte atenta, NO mejor vete a tu cuarto quédate ahí y no salgas.

Porque, no entiendo que sucede – Kenia exclama

No te tengo por qué dar explicaciones Y después Shira salió a buscar al bastardo. Roy la fue siguiendo, en el camino empezaron a discutir porque ella quería ir sola cuando se escucho un grito, efectivamente era de Kenia al regresar a ver qué pasaba , Kenia ya no estaba se la había llevado james. Le dije que se quedara en su habitación pero, maldito bastardo tengo que encontrarlo para arreglar todo de una vez ..

Roy de consuelo por lo de su hermana le dice- no te preocupes no ah de estar tan lejos. Shira con cara de deja de chingar -.- le contesto no molestes que no tengo tiempo como para perderlo contigo ni para que me consueles. Primero que nada tengo que hallar a Kenia para poderme vengar del bastardo de una vez por todas.