Le tomó tres días sin descanso para llegar a donde la joven princesa le había ordenado ir a pesar de haber tomado el camino más corto y haber viajado a caballo. No sabía si las princesas llegarían doce horas después de su llegada, o si al igual que él, acortarían camino y llegarían antes.
En el castillo le recibieron bien, pues era sobrino del rey e hijo del archiduque, un festín fue hecho para festejar su visita al palacio. Tan ocupado le tenían sus parientes que casi olvidaba por completo la noticia que les tenia al rey y a sus hijos.
-Tío - se dirigió con respeto al rey unas horas antes de cumplirse las doce horas – Antes de que se me olvide o me presente algún familiar desconocido, debo anunciar la llegada de las hijas de Axor, rey de Kadah.
- Que gusto, comenzaba a pensar que jamás llegarían – dijo alegremente - Me gustaría saber cómo te has enterado de ello.
- Conozco a una de ellas desde hace cinco años. Antes de partir hacia acá, surgió un pequeño problema y no les fue posible venir conmigo, así que me pidió de favor que me adelantara y le anunciara su llegada.
Justo cuando el rey iba a preguntar acerca del problema, uno de sus guardias entró corriendo al castillo e informó fatigado que un par de jóvenes, una de ellas mal herida, habían arribado junto con dos caballos y un prisionero. Roy se dio cuenta de quienes se trataba inmediatamente después de escuchar las primeras palabras del guardia, y al igual que el rey, se apresuró en ir a donde las princesas.
Shira, quien estaba mal herida a causa de las flechas, no aceptó ningún tipo de ayuda, simplemente se apeó del caballo como si estuviera ilesa e hizo reverencia al rey.
- Siento la demora, majestad, como supongo ya le habrán dicho, surgió un pequeño inconveniente, que por suerte ya he resuelto. Mi nombre es Shira, señor, y el de mi hermana es Keniah.
- Es un honor tenerlas aquí – una voz dulce fue quien pronunció estas palabras, la reina había salido momentos después que el rey y su sobrino – Por favor, acompáñenme adentro, les mostrare sus habitaciones, y después hare que mis sirvientes le sanen las heridas.
- Si es tan amable, ¿podría permitirme un momento a la joven Shira? – Pidió a la reina – Yo la llevare a su habitación, si gusta, pero es de suma importancia hablar con ella.
La reina accedió con un pequeño movimiento de mano y con una sonrisa comprensiva en sus labios. Una vez el permiso dado, Roy, tomo con delicadeza la mano de la chica, y la llevo a dar un paseo por los jardines del castillo.
- ¿Quieres saber cómo fue que salí herida en una simple persecución? – preguntó después de un extenso e incomodo silencio. El joven asintió con la cabeza, al mismo tiempo que miraba el suelo al caminar – En ambas ocasiones estaba “dormida” – indicó las comillas con las manos – Se vinieron muchos recuerdos a mi mente cuando percibí un fuerte olor a vainilla, similar al que había en la mansión. Fue algo, totalmente inesperado.
- Inesperado es que me cuentes eso, supuse que me dirías algo como “Pues no te diré nada”. Sé que James no es capaz de lograr algo así, y menos contra ti.
- El segundo flechazo fue efecto de la pérdida de sangre.
- Si estabas así justo antes de recibir el segundo flechazo, ¿Cómo es que después de tres días sigas consiente? – Antes de terminar de preguntar, la joven se había desvanecido sobre el suelo, manchándolo de sangre – Vaya coincidencia…
Se sentó junto a la joven y la envolvió en sus brazos. Abandonó toda idea de llevarla a su habitación o a que le sanaran las heridas al no sentir señal de vida.
0 comentarios:
Publicar un comentario