Esto es una manera de expresar lo que vivo, de evadir mi realidad...
~°~
Comenzaba a hacerse tarde para ir a la prepa. Los regaños de mi madre hacían distraerme más y más y ver el cielo esa mañana, ver a la Luna como jamás la había visto. Ahí estaba, bella como siempre, solo que ésta vez tenía un toque mágico que llamaba mucho mi atención.
Subí al carro, mi madre había puesto música cristiana, mi hermano intentando mostrarme la apariencia de aquella mañana, y al igual que yo, mi hermana iba en completo silencio pensando en quien sabe qué cosa. Quisiera recordar las otras cosas que sucedieron durante el viaje, pero fue a mitad de él cuando perdí el conocimiento, cuando vi por última vez ese mundo tan muerto, cuando la vida ya no pudo abandonarme más... Desperté. Estaba recostada sobre el pasto, el aire era fresco, aún no abría los ojos, pero me sentí bañada con la sombra de un enorme árbol. No quería levantarme, ni abrir mis ojos, no tenía ganas de enfretar la realidad y darme cuenta de que todo fue una broma de mis sentidos, pero una voz me obligó a hacerlo.
- Despierta, o realmente estarás muerta - Esa voz me era familiar. Me levanté de golpe al escucharla.
Esperaba seguir en el mismo mundo de siempre y ver que quien me hablaba era humano, por desgracia no fue así. Frente a mí se encontraba un perro, bastante cómico debo admitir. No pude evitar sonreirle.
- Hola perrito gracioso - saludé mientras me ponía de pie. Y al tratar de acariciarle la cabeza vi mis manos. Eran completamente distintas, mis uñas cortas y pintadas de negro, y mi piel era muy pálida, similar a la de los vampiros. Rápidamente me fijé mi cuerpo, mi complección había cambiado y en lugar de pantalones y una blusa negra llevaba un vestido negro sin mangas, y me llegaba a la altura de las rodillas, de calzado unas sapatillas negras. Intenté ver mi rostro, pero no llevaba ni celular, ni Ipod, ni el espejo de la cajita de mi maquillaje, en pocas palabras no portaba nada de lo que antes sí. Sentí un gran hueco en mi estómago al no poder ver mi reflejo, ni siquiera en agua.
- Vanidosa, como siempre - Ese perro comenzó a darme miedo. ¿Cómo sabía que lo que buscaba era algun objeto para reflejarme?¿Cómo sabía que solía hacer eso? - No te asustes - Dijo el can al ver mi cara de wtf - Tal vez no recuerdes nada, pero nos conocemos y tú sabes mi nombre.
Negué suavemente con la cabeza sin cambiar de expresión.
- Sé quien soy, pero no puedo pronunciar mi nombre; tengo mi memoria intacta, pero no puedo recordar nada - dije tranquilamente, pero en mi interior todo se consumía - Dime dónde estoy, qué hago aquí y como llegué a este sitio.
- ¿Quieres regresar con toda esa gente que tanta repulsión te ha causado a lo largo de tu vida, a ese mundo muerto?
- ¡No!
Dí un largo suspiro y me recosté nuevamente en el cesped, mirando el cielo, esperando una respuesta.
- Recuerdo a un lobo, una suricata y a un ocelote... Y a un perro cómico - lo miré burlonamente, pero él siguió sentado ahí donde mismo, tan serio y gracioso a la vez. - ¿Me llevarás con ellos?
El perro hizo caso omiso a mi pregunta, o al menos eso creí cuando se marchó de ahí y desapareció entre los árboles. No quise quedarme sola ahí, así que me puse de pie y corrí para alcanzarlo.
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