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martes, 9 de marzo de 2010

Tigre vanidoso

Después de la pequeña explicación de mi ángel (Así lo llamaré por ahora) salí de aquella morada pensando en un sin fin de cosas acerca de mi pasado que hacían un daño tremendo en mi pequeño corazón. Creí escuchar que me llamaban, pero no quise responder, estaba (de cierta forma) cómoda dentro de mis pensamientos.

Dentro del bosque, tan distraida estaba que no supe como fui a dar a la copa del mismo árbol en el que había dormido, y ahí, por una razón aún desconocida rompí en llanto. No recordaba haber sentido la tristeza suficiente como para hacerlo, al parecer mi cuerpo y mis sentimientos estaban actuando por primera vez sin acudir a mí. Esta vez no había Caros para consolarme, ni Grecas que me apoyaran y me levantaran el ánimo, tampoco estaba yo para regañarme a mi misma por llorar por algo sin sentido, pero cómo podría no tener sentido si no sabía la razón de mi llanto.
Mire al suelo para contemplar la altura a la que me encontraba, reconsiderando que podría tirarme desde ahí y terminar de una vez por todas mis problemas. Un golpe en el cráneo sería más que suficiente para matarme. Me senté de manera que al hacerme para atrás caer con la cabeza abajo, pero justo cuando iba a retroceder, un dolor insoportable comenzó a expandirse por toda mi piel, y como si ese dolor no fuera suficiente, todos mis huesos también me dolían. Solté un grito que a los pocos segundos se convirtió en rugido. Me había transformado en un tigre.
Mi rugido se escuchó por todo el bosque, lo que ocasionó que el ocelote, el lobo, el perro y la suricata vinieran corriendo para ver que rayos era lo que ocurría. Al no verme se alarmaron y pensaron que un tigre me había comido.
-No, no, no, esperen, soy yo, Pola! - estaban a punto de subir hasta donde yo y darme en la madre - Mamá, diles que soy yo - le dije a la suricata -Papá, ¿acaso no me reconoces? - pregunté al ocelote.
-Es ella - obedeció el animal, pero no como yo esperaba.
-Chingado, si no me van a creer por lo menos denme un espejo para verme después de que me golpeen - Me di por vencida.
- Si es ella - se burló el lobo.
- Vanidosa! - gritó el perro (hijo de la popo que evité pisar cuando llegué por primera vez ahí xD)
- Si, soy vanidosa ¿y qué? - No sólo los había recordado a ellos, sino todos los tormentos de mi vida pasada, en ese momento pasaba por mi cabeza la horripilante imágen que el ocelote me había mostrado antes.
Sabía que el ángel era parte mía, como mi conciencia y que me hacía falta para recordar todas estas cosas y poder transformarme en tigre. También había recordado que muy en el fondo no quería conservar mis recuerdos, pero me sentía bien al no haber olvidado, pues sino no pudiera considerar este un lugar mejor y que mi antigua estaría mucho mejor sin mí.
Los animales hablaban y hablaban entre ellos, no puedo decir que era lo que se decían porque sinceramente yo estaba en otro mundo, pensando en la razón de mi llanto justo antes de convertirme.
- Y Oto esta bien bueno - dice la suricata, que al percatarse de que yo la había escuchado (Yo, su inocente y tierna hija xD) guardó silencio y ya no volvó a decir otra cosa.
- ¿Qué se supone que voy a hacer ahora? Es la primera vez que me convierto en animal.
- Te acostumbrarás con el paso del tiempo, ya no volverás a hacer humana. Ninguno de nosotros lo hemos vuelto ser - me explico el ocelote con despreocupación.
- Eres como una cachorra, tendrás que aprender a serlo, aprenderás de tu madre - mi padre era el único que había quedado conmigo, ya que después de la metida de pata de la suricata se fueron a quién sabe dónde a quién sabe qué.
- Pero es una suricata y yo una felina grande, ¿cómo aprenderé de ella si tú eres lo que más se parece a mí?
- Okok - accedió a enseñarme. Camino entre los arbustos sigilosamente y me hizo un ademán con la cabeza para que la siguiera. Obedecí. Del otro lado de los arbustos estaban el lobo, el perro y mi madre haciendo cosas que no quiero decir (No, tampoco es eso ¬¬) - Tu primera presa será el lobo, es más divertido cazarlo a él que a los otros dos. Vé - ordenó.
Comenzé a escabullirme para llegar a un punto en el que me sería fácil atacarlo con rapidez y sin hacer el menor ruido. Y justo cuanco lo iba a atacar la suricata me vio y me saludo ruidosamente, delatandome.
-¿Qué querías hacer? - cuestionó el lobo alejandose de mí - ¿Dónde está Caro?
- Te iba a saludar, pero mi madre me anunció primero - fulminé a la suricata con la mirada y hablé sarcasticamente - Caro debe andar por ahí intentando completar mi ataque sorpresa sorpresa - En efecto, las orejitas del ocelote se asomaron silenciosamente por la cabeza del lobo y le mordió el cuello - Ah, mirala, ahí está -No pude aguantar las ganas de morderlo yo también, lo derrumbé fácilmente y le mordí las costillas.
-¡No, déjenme! - gritaba el lobito mientras intentaba liberarse de nosotras - Me duele - Sé que es raro ver a un tigre y a un ocelote mordisqueando a un lobo, pero eso es lo que hacíamos antes cuando no había nadie más a quién morder.
- Sabes raro - lo solté finalmente - Y ya le gané a Caro, ni mordida es más grande - dije con aire triunfante.
Comenzamos a caminar por el bosque esperando a que la noche llegara. El ocelote y la suricata iban en mi lomo, y el perro y el lobo caminaban junto a mí. Hablabamos de las cosas que haciamos en la prepa cuando nos veíamos todos. De vez en cuando se tiraban carro entre ellos y mi padre y yo simplemente no parabamos de reír. Nadie extrañaba nada, ya que estar en medio del bosque y platicando era mil veces mejor que vernos por separado en cada hora libre que teníamos, y me recordaban a cada momento lo vanidosa que soy, pues en cada oportunidad que tenía veía mi reflejo. Era imposible evitar verme, pues como todo mundo sabía me amaba demasiado (xD y lo sigo haciendo).
Los cinco nos acurrucamos bajo la sombra de un árbol, pues estabamos cansados y aun faltaba mucho para que se hiciese de noche. Todos nos quedamos dormidos al instante, una corriente de aire fresca y el sonido de las hojas de los árboles moverse nos había arrullado.


2 comentarios:

Karo Tako dijo...

hija mia... mi mordida será siempre mas grande que la tuya =3 necesitas práctica... necesitamos a nuestro lobillo de indias para k t nseñe kmo c muerde a los lobos X]

Paola dijo...

A penas soy una cachorra, déjame >.<
algún día mis dientitos creceran y te superaran ;)